Psicología del cambio climático: las personas crean barreras para pasar de la preocupación a la acción
Según experto de la Universidad de Chile, el principal obstáculo autoconstruido por los chilenos es que los “temas verdes” no son prioritarios.
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Hace una década por lo menos surgió el interés por estudiar la resistencia de ciertos grupos sociales a la adaptación al cambio climático en países desarrollados como Estados Unidos, Inglaterra y Australia.
En la primera potencia mundial el mensaje ha estado fuertemente ideologizado debido a que se cree que este fenómeno tiene su origen en causas naturales, mientras que una fracción menor afirma que es una conspiración.
Ello no ha promovido una actitud proactiva para detener el avance de este problema. Es más, pese a que la evidencia científica ha constatado que el cambio climático tiene su origen y solución en la actividad humana, ni la ciencia ni las campañas comunicacionales han logrado que las personas transformen su actitud, y, por el contrario, los mensajes catastróficos han hecho que surja el egoísmo de la autosalvación por sobre una mirada colectiva.
En esos países las personas se han resistido a cambiar su comportamiento y lo han hecho a través de barreras psicológicas que median entre lo que prueba la ciencia y la percepción de este fenómeno que repercute en todas las dimensiones de la sociedad.
"La ciencia te está diciendo que hay evidencia clara y consistente respecto al cambio climático antropogénico y aun así Estados Unidos tiene al 40% de población y a un presidente recogiendo un discurso que niega su importancia contra todo lo que los científicos están diciendo", sostiene el académico del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile, Rodolfo Sapiains, quien ha estudiado el fenómeno en el país.
Chile: realidad emergente
Esta tendencia internacional no es ajena a Chile, pero la experiencia académica tiene corta data y en el caso local las barreras psicológicas responden a factores algo distintos. Precisamente Sapiains está investigando por qué los chilenos tienen dificultades para transitar de la preocupación a la acción en torno al cambio climático, pese a que están conscientes de la gravedad del asunto.
Su estudio ya cuenta con resultados preliminares a partir de un análisis de la Tercera Encuesta Nacional de Medio Ambiente y Cambio Climático que elabora el Ministerio de Medio Ambiente.
Según el investigador, estos obstáculos tienen diferentes orígenes, que van desde una visión poco eficiente de los actos personales, hasta la creencia de que estos problemas son propios de países desarrollados o de ciertas instituciones.
La principal barrera, subraya, es que los temas verdes no son una prioridad para la ciudadanía. "Pensamos que el medio ambiente es una especie de telón de fondo de nuestra vida, pero no es parte de la vida", dice.
El actuar individual como efecto en el contexto global es otra barrera, sobre todo si las personas tienen claro que Chile contribuye sólo con el 0,2% de emisiones de gases de efecto invernadero. Mientras, la tendencia por vivir en las grandes urbes no ayuda a visibilizar efectos como las sequías.
La falta de confianza en las instituciones, que se refleja en la alta abstención electoral y la creencia de que el cambio climático no es una preocupación inmediata en la vida cotidiana de los santiaguinos, se suman a los obstáculos mentales. "Hay efectos, pero igual tengo que trabajar, financiar la educación de los hijos", explica.
Segmentación de grupos
Siete de las nueve características de vulnerabilidad establecidas por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático las tiene Chile. Además, según el nuevo Plan de Acción Nacional de Cambio Climático 2017-2022, los gases de efecto invernadero (GEI) elevarán la temperatura en todo el país y hacia 2030 el aumento sería de a lo menos 0,5°C para la zona sur y austral y de 1,5°C para el norte grande y el altiplano, en un escenario de menores emisiones de GEI.
En este contexto, según Sapiains, urge avanzar en la investigación, identificando si hay diferencias entre los chilenos respecto a cómo se relacionan con el medio ambiente, para segmentar la audiencia a partir de sus intereses.
"Hasta ahora hemos visto que en la sociedad chilena hay tres grupos: están las personas más ambientalistas, hay un grupo que cree que el desarrollo económico es lo más importante y hay un grupo que no tiene claridad y no es consecuente en su actuar", detalla.
El siguiente paso y el desafío que resta, agrega, es desarrollar mensajes adaptando la comunicación a los distintos grupos que cohabitan en la sociedad, tratando de obtener los mismos resultados.
Repara en que se debe procurar que las personas sepan cuál es el efecto de sus acciones.
"Si lo que estamos pidiendo a la gente es que deje de usar bolsas plásticas, tener un feedback de qué es lo que se está logrando con eso", apuntó.
La idea, finaliza Sapiains, es colaborar en el diseño de políticas comunicacionales del ministerio del Medio Ambiente a partir de esta investigación.